Título:
Una chef con estrella (Georgia’s Kitchen)
Autora:
Jenny Nelson.
Editorial:
Maeva.
Año:
2014.
Género:
Cook Lit.
Sinopsis:
A sus treinta y tres años, Georgia está muy cerca de ver cumplidos todos sus
sueños. Se va a casar con el hombre de su vida y goza de una gran reputación
como cocinera en uno de los restaurantes más exclusivos de Manhattan. Pero
entonces todo se tuerce: pierde su trabajo por culpa de una crítica nefasta y
descubre una cara oculta de su prometido. A la deriva en el competitivo mundo
de la alta cocina neoyorquina, Georgia decide alejarse de todo y dar un giro a
su vida, por lo que acepta un puesto de souf-chef
en un restaurante que se va a inaugurar en la Toscana. Bajo un cálido sol y
rodeada del olor a romero, Georgia deberá dejar de lado sus prejuicios,
aprender a trabajar en equipo y tragarse su orgullo por haber descendido de
categoría en su trabajo. En este entorno idílico, encontrará la inspiración
para seguir su camino.
Mi opinión:
Seguramente
hay una palabra que te ha llamado la atención de lo escrito anteriormente. ¿No?
¿De verdad? ¡¡Te has saltado todo lo de arriba y has ido directamente a la
carnaza de la opinión!!
Pues no te
preocupes, que te lo concreto. La palabra es “Cook Lit”. Lo primero, ¿es una palabra? Buf, mejor no ponernos
filólogos… pero digamos que es el último invento de las editoriales para
denominar a las novelas (Lit: literatura) relacionadas con el mundo de la
cocina (Cook: cocinar). Pero no hablo de libros de recetas, tan de moda hoy en
día (reconócelo, tú también has intentado hacer cupcakes en casa desde que están tan de moda). Se trata de libros
normalmente protagonizados por cocineras, chefs, reposteras o simplemente
aficionadas a la cocina que copan las estanterías de novedades estos días.
En cuanto al
libro, hay cosas buenas y malas.
¿Las malas
noticias primero? Hay dos cosas que fallan en el libro. Una es que al libro le hace falta una cirugía, de
las buenas. Hay frases, y hasta varios párrafos seguidos que no pintan nada. Es
como si se hubiese hecho una mala revisión del manuscrito.
“A Georgia le cayó bien al instante.
—Espero que vuelva a visitarnos. Siempre
agradecemos cocinar para paladares con criterio.— Geogia inclinó la cabeza
hacia la mujer—. Y le prometo que la próxima vez tendré más cuidado con la sal.
Un par de médicos con idénticos pijamas
sanitarios verdes y zuecos negros bajaron la escalera y se pusieron a la cola.
Uno de ellos miró su busca, le dijo algo a su amigo y subió corriendo otra vez
por la escalera.
—Maravilloso. De hecho—la mujer sacó una
agenda Louis Vuitton de su bolso y pasó varias páginas—, me encantaría ir a
cenar mañana, a las ocho.”
Os aseguro
que las dos protagonistas de la escena no están comiendo en la cafetería de un
hospital, ni cerca de uno, o al menos, no se comenta nada al respecto. Estos
dos médicos no vuelven a cruzarse en el libro. Ninguno de los personajes tiene
relación alguna con la rama sanitaria. Entonces… ¿por qué? ¿Por qué, Jenny
Nelson? ¿qué pintan estos dos en una escena de una panadería francesa de Nueva
York? Lo dicho, una buena cirugía de este tipo de comentarios, hubiera sido más
que necesaria.
La otra cosa
mala de la novela, y bastante incoherente, es esa gran ausente: la comida. He explicado lo del género Cook Lit, pero no, en esta novela la
chef es protagonista, pero no es que se deleite precisamente hablándonos de
recetas, describiendo menús, hablando del sabor de su comida preferida… La
cocina, sin duda, no es la protagonista de “Una chef con estrella”.
Sinceramente,
si queréis leer una oda a la comida, a los sabores, a los olores, a la mezcla
de cocina y sentimientos y que casi os den ganas de lamer las páginas del
libro, os recomiendo encarecidamente el ya clásico “Como agua para chocolate”.
Pero una vez
comentado lo malo, debo ser justa y reconocer que la novela no está tan mal. En
un principio puede parecer otra versión de “Bajo el sol de la Toscana”, o
“Come, reza, ama” por aquello de la neoyorkina perdida en Italia. Pero no
resulta así. Los giros argumentales son
abundantes e interesantes. Son varias las ocasiones en las que estás seguro
de cómo va a acabar la historia o qué va a decidir la protagonista y, de
repente, hace algo totalmente inesperado, o no funciona aquello que creías tan
obvio. Es lo que hace que te quedes
enganchado a la historia. No es una historia tan predecible como parece,
cosa que se agradece mucho.
Mi puntuación: 7 sobre 10.
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